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miércoles, 24 de octubre de 2012

El rayo de Sol que se quemó.

En esta noche fría y oscura, quiero recordarte que tú antes eras un rayo de Sol. 
                                       

Quiero recordarte que antes, tú soñabas, salías a bailar, reías, y mimabas. Quiero recordarte que en las horas que pasábamos hablando, sonreías.
Los números acuchillaron en tu cabeza todas las poesías. Repartiste por desigual tu ración de abrazos, tu tiempo de carcajadas.
Espero que algún día vuelva el alba. Espero que las nubes se disipen, sin más ojos de falsedad en estos huracanes.

JC

viernes, 12 de octubre de 2012

Alza tu estandarte.

La vida se me antoja como una continua batalla entre lo bueno y lo malo. Nadie se da cuenta de que necesitamos lo primero. Nuestra conciencia lo necesita, porque estamos hechos para ser así.
Hay gente que se siente más cómoda en el bando contrario. Son una causa perdida, una bandera quemada, un yelmo vacío. Hay gente que se confunde entre tanta algarabía de estandartes, que se sienta y espera a que calme el bullicio. 
Pero también hay gente que, consciente o inconscientemente, defiende las cosas buenas. No han caído en la tentación de empuñar una espada, una daga, de hacerse con un arco o una ballesta, y sólo necesitan un escudo para librar esta batalla. Son personas que utilizan las palabras, que ven la belleza allá donde a  otros se les oculta, que la echan de menos en su más efímera ausencia, y que han encontrado la motivación para luchar por ella. Son personas que sienten lástima hacia esos yelmos vacíos, que tarde o temprano se van a oxidar, y que tienden un mapa al soldado que acaba de perderse.
Y dentro de esa gente buena, los mejores guerreros son los que llevan el estandarte menos conocido, el menos común, el único que tiene ese color, ese matiz que representa una de las muchas bellezas de la vida, un milagro recién descubierto, y que se encargan de hacerlo circular. Son los que no dejan que las banderas quemadas abrasen todo el campo de batalla.



JC