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viernes, 31 de agosto de 2012

Grabado en piedra.



"Hay un poder que le es negado incluso a Dios:
el de hacer que las cosas del pasado nunca hubieran sucedido."
ARISTÓTELES.

Las palabras que pronuncié entonces mancillan el aire que respiramos.

"Las historias de amor no son más que leyendas, escritos de manos ilusas, palabras vacías de falsas esperanzas.
Calmante inútil de histéricos latidos, melancolía envasada que trata, sin éxito, de cubrir el dolor.
Agua salada que como dulce nos bebemos, y escuchamos, y leemos, y escribimos, en una pobre imitación de la verdad."

Renuncio a ellas. Ojalá nunca hubieran salido por mi boca. Componen el escrito de la peor traición que podría hacerte si las dijera ahora.
Ven. Acerca tu mano. Agítala, y disipa en el aire aquella equivocada confesión. Acércate más. Bésame, para borrar de mi aliento estas palabras afiladas.

JC


jueves, 30 de agosto de 2012

Reflexiones de un corazón sucio.


Al igual que hay que limpiar nuestra habitación, el baño, la cocina, etc de vez en cuando también hay que limpiar toda esa mierda que se acumula en el corazón (la tristeza, la desesperación, los fracasos…incluso los amores perdidos entre otros), porque si dejas que se amontone al final te acaba haciendo mucho daño, mas incluso de lo que puedas imaginar… Y ya se sabe que la basura atrae la podredumbre. Al final acabas envenenado por la amargura, la desconfianza, el temor y otros males similares.
Y te preguntarás, ¿Cómo se limpia el corazón?
 Sonríe, sal y diviértete, desahógate con quien te sientas a gusto. Llora si has de llorar, grita si has de gritar, pero no te lo guardes. Limpia tu corazón. Pero no lo ahogues con alcohol, desbórdalo de felicidad.
Jack 

Metáfora.


Un tren de vagones rojos, tan brillantes que oscurecen al propio sol, se pone en marcha justo cuando una fina línea de luz asoma tímidamente por el horizonte. El traqueteo de las ruedas de oro ahoga las voces de los familiares que se despiden en la estación y de los pasajeros que agitan las manos tras las limpias ventanillas. 
Cuando el tren termina de arrancar, el ruido se convierte en un suave zumbido que ni siquiera advierte el pasajero más quisquilloso. 
Y dentro fiestas, y risas, y mejillas coloradas, y ojos brillantes. Una mano que desciende dubitativa, lenta, sobre una espalda. Un aliento abrasador y agradable, una presencia cada vez más cercana...



Pero los vagones rojos se tornan negros, sin dejar rastro de la pintura de fuego que antes los había caracterizado. El oro de las ruedas se derrite, descubriendo hierro oxidado y punzante. El suave zumbido se convierte en un chirrido aterrador. El sol se pone, y con el abandono de su último rayo de luz, aparece el color solitario de la obsidiana, la sangre del cielo, espesa, oscura.
Y las vías se acaban, y con ellas, lo hacen las risas, y las mejillas coloradas, y los ojos brillantes. Una mano que abandona, dejando sólo frío, la espalda. Un aliento abrasador que se congela.
El tren descarrila y cae y se hunde en la oscuridad.
JC

miércoles, 29 de agosto de 2012

Gotas.

¿Qué es eso? Gotitas brillantes que caen de tus hermosos ojos, que brillan y reflejan nítidamente el color de tu alma… Oh, tu alma…Manchada, teñida con ese color negro rojizo, hace tanto que dejó de ser blanca… Tanto que ya ni te acuerdas… En realidad, recuerdas poco más que dolor y sufrimiento.
No, no mires atrás… He dicho que dejes de mirar atrás. Mira hacia delante, hazlo por los demás. Pero no seas egoísta… eso no… Eso nunca.
  Jack