Busca en este blog

martes, 20 de mayo de 2014

Carta a una ausencia.


                                   Querido amigo,
Últimamente se ha puesto de moda decir que el presente es lo único que existe. Yo no sé si de verdad lo piensan, si nunca lo han pensado o si lo piensan solo en parte, porque hace poco (demasiado pronto) aprendí que, cuando la gente dice las cosas, no dice exactamente lo que quiere decir. Que dice un poco más o un poco menos, para no ofender a quien les está escuchando. A mí lo que realmente me ofendería sería que me dijeran menos o más de lo que realmente tienen que decirme. Pero sí, ya lo sé, la gente es absurda.
Puede que estas líneas sean una prueba más a favor de los pasados exiliados y los futuros moribundos, o que por contra, sean su golpe de gracia. Pero hoy no he podido aguantarme las ganas de decirte que estás tardando mucho y que me faltan los secretos que guardarte y las sonrisas con que recibirte. Que me agarro a veladas difusas y viejos mensajes, y que menos mal que en la memoria caben cuatro pasados (a quien le guste la lengua sabrá recitarlos) porque si no, tal vez me olvidara de ti. El futuro, al revés, es inconstante, una hoja de solo dos caras, que ya he llenado de cosas que hacer en primavera, pero no me lamento, amigo, porque si no tuviera esa hoja, qué sería de nosotros...
Ya se me acaban las palabras: te advertí que no tenía mucho con lo que sostenerme. Tan poco, que nunca te he llamado “amiga”. Amigo, o amiga, es demasiado largo, tú solo eres una ausencia, no te ofendas. Hubiste, habrás y habías sido, fuiste, eras y serás.
Yo me he quedado atrapada en lo que soy.
Ven pronto, ya solo me quedan puntos suspensivos...

JC