Vivo como en una especie de mundo de ensueño, y todo lo que es ajeno a él pasa como una sombra por debajo mis pasos. La gente dice que debería leer menos, y escuchar más, y pensar menos...
Pero si lo que veo son sombras, lo que escucho son necedades. Si Platón levantara la cabeza, y viera todas vuestras Ideas atrapadas... En este mundo de sombras...
Jamás he visto una bandada de pájaros que se empeñara en hacer elipses pudiendo girar en círculos. Aunque si los pájaros alguna vez poblaron vuestra cabeza, desde luego no quedan más que sus huesos entre el serrín.
Hemos perdido la conciencia de lo inmaterial y nos hemos quedado aquí. La mayoría de la gente no sabe ver más allá de sus propias narices. Cualquier intento de conversación trascendental se disuelve en el aire tan rápido como ha aparecido, y es una pena, porque la expresión de las Ideas no sale de nuestra cabeza. Y si no las desprendemos de nuestros labios, entonces, ellas no pueden echar a volar. “Tanto cielo para tan pocas alas...”*
Ya decía Sócrates que la democracia es el fracaso del diálogo, y si nuestra democracia está podrida, quizás nuestro diálogo haya muerto. Y quizás vuestras almas, según Platón, estén amnésicas, porque no reconocéis a la verdad ni aunque os la pongan en bandeja.
¿Cuánto tiempo hará falta para haceros comprender que este enfoque pragmático que le damos a todas las cosas no está sino haciéndonos tan perecederos como ellas? Todo a lo que aspiráis está a la misma altura a la que puede llegar el polvo con una ráfaga de viento.
Porque no entendéis que no podéis no morir solos sin creer en el amor, que no podéis dar abrazos sin defender la lealtad, que no podéis disfrutar de este mundo sensible sin conocer el Ser. Estáis intentando plantar un árbol, y no se os ocurre otra cosa que empezar por las hojas...
Tal vez deba ser así. Tal vez por eso Platón se quedó a un lado, porque se sentía solo en su mundo inteligible. Porque si no hubiera habido hiato entre el Devenir y el Ser, él no se hubiera derrumbado. Me pregunto qué pasaría si cada uno de nosotros fuéramos conscientes de nuestra propia Idea. Si las almas no estuvieran tan amnésicas, tal vez podríamos mirar más alto, salvar esta enorme distancia. Defender lo que soñamos y en lo que creemos. Hacer que se extienda lo que pensamos, para que las Ideas no tengan que caer de arriba, y seamos nosotros los que ascendamos.
Porque yo no creo en ese hiato. Aunque no seamos más que un reflejo del Ser, parte de allí me pertenece, y yo me atrevo a usarla. Puedo reconocer la Idea del mal y luchar contra ella, imponer la mía propia, aunque esté atrapada en este mundo de sombras. Solo tengo que identificar la silueta de la del enemigo.
Si cada Idea tiene una proyección, no tengo más que descifrarla.
Así que lee, piensa, no escuches. Camina por encima de estas sombras, libera las Ideas con tus palabras, para que se aproximen al cielo, extiendan sus propias alas. Azota la bandada que se esconde en tu cabeza, aspira, ambiciona, divaga. Sé tan inmortal como lo que piensas y ansías, fúndete con esta página.
No todo es tan lejano como creemos. Y es que la gente opina que el amor es para las películas, y las pasiones, para las obras de Shakespeare. La amistad eterna que tanto ansiamos, según ellos, solo existe en los libros, y la valentía que se gana nuestras ovaciones, en los cantares de gesta. ¿Pero qué son estas películas, estás obras, estas canciones, sin sus personajes? ¿y qué son estos personajes ficticios sino Ideas que pudieron caer, y no lo hicieron?
La ficción es esa Idea que lucha en el Devenir. Por eso yo lucho cada vez que compongo estas palabras. Cada historia que imagino, cada personaje que creo, es una Idea que he hallado y que me empuja hacia el mundo al que, tanto ella como yo, pertenecemos.
Si siguen sin creerme, allá ellos. Yo, al morir, volveré junto al amor de las películas, y las pasiones de Shakespeare, con la amistad eterna propia de los libros y esa valentía en que se inspiran los cantares de gesta. Ellos existen más que yo, pero al menos, con cada palabra reconozco un concepto, y con cada concepto, me voy aproximando...
Por eso los escritores somos platónicos.
JC
* Verso de una canción de Nach, Verbo.