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domingo, 10 de junio de 2018

Pronto, tarde, pronto...


Han quitado el nombre a los lugares.

Yo espero en una playa sin orillas. Si apoyo la cara contra la arena seca, puedo escuchar el lamento de la tierra; la nostalgia del agua. La luna llama, pero no hay mareas. En su lugar, el viento: pronto, tarde, pronto, tarde...

Nada significa nada.

Contemplo la llanura. Puedo estar aquí, allí, ayer, mañana. Me veo a mí misma despertando en el monte; y estoy sola.

He olvidado dónde quedaban los campos de amapolas. Me consuela llevar un vestido. Me miro en los cristales de una galería. Las paredes estaban forradas de papel, por debajo, alguien ha escrito.

No sé leer.

Yo espero en la cama donde me contaban historias. Extiendo el pelo sobre la almohada, para que lo acaricien. Huele a bosque, y me quedo dormida.

Cuando llega la noche, solo he vivido un día. Cuando llega el dia, espero hasta la noche.

No es el mundo: yo he perdido los nombres.



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