Hay quienes llevan un poema dedicado
sin saber que lo llevan,
sin haberlo leído, sin saber que fue
escrito.
Lo llevan enmarcándoles el rostro,
aleteando alrededor de la mirada
para que no lleguen a verlo por los
lados.
Lo llevan palpitando levemente
por los meses de invierno,
y alcanzan a escucharlo entre sus
sueños.
Lo llevan en el ángulo ciego de su
retrato,
a donde no pasaron nunca las caricias
de los amantes que no les escribieron:
Hay quienes nunca inspiraron un poema
y entonces es seguro que lo saben
y que se sienten huérfanos.
Quisiera escribirles poemas en secreto
a todos los que faltan
y que desde mis manos, fueran a
perseguirlos.
JC