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viernes, 31 de marzo de 2017

Metro

No quiero volver a casa.

En el ascensor, coincidiré conmigo
y tendré que mirarme durante cinco pisos,
y pensaré en todos los poemas que me escribo.

No quiero que el espejo del baño le responda,
la verdad no sabe bien a las seis de la mañana.

He aprendido a disfrutar -del rugido de un tren envejecido.-
De la mirada tibia de quien entra a trabajar
entre el día y la noche. Sus uniformes, lento desfile desganado de 
              [disfraces.

He aprendido a buscar el descanso rutilante en un hombro rectilíneo
por encima de una cama perfectamente plana, apetecible al muro
y a quien sabe quedarse dentro del cine blanco.

He aprendido a suscitar -que se pregunten si somos o no novios-
aunque a la gente que madruga le importe poco
y quien trasnocha dé por dado que lo somos.

He aprendido el arte -del maltrato a la costumbre-
y la contradicción, y la contraprudencia contra todo sentido
-que me dejen en paz, que me dejen en paz-.

He aprendido a deslizarme en la pantalla congelada de aire;
aunque me muerda las piernas, y me agriete la boca
sin que duela, porque no siente ni padece mi vestido elegante.

Añoro absurdamente a quien me ayude a no volver a casa
y prefiera convertir la calle en casa
con el ego hamletiano de fingir que sabe.-Sí, lee tú-

Y he aprendido a cantar ruido, a andar sin caminar,
a desvelarme agotada y a dormir sin sueños,
a bailar en la cama y a recibir insomne

la inevitable decepción del desenlace.

Que cuando llegue a casa – repetición cansina, fracaso inevitable-
escribiré tonterías en versículos
porque es la única manera de -ahora sí- mirarme:

Me difumina la belleza frágil de la pobreza,
de la consoladora suciedad de la noche.

JC


Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
"Contra Jaime Gil de Biedma."