Busca en este blog

sábado, 3 de marzo de 2018

Cada veintiocho noches.


Tengo el cuerpo cubierto de ti;
dibujo con mis manos
la sombra de tus manos;
me apoyo en el hueco imaginario
de tu hombro.

Mi cuerpo, bello y blanco,
tremendamente inútil,
despierta a los vecinos con sollozos
cuando la luna termina de llenarse;
pregunta por el tuyo.

De qué sirven estas formas,
esta armonía de líneas y extensiones,
este derroche bochornoso de recursos;
si no ha podido contenerte,
si no te ha enamorado suficiente.