Busca en este blog

domingo, 22 de septiembre de 2013

Me recomendaron el uso de la tercera persona.



Y ella se ha vuelto a quedar sola, ha vuelto a encender y a apagar su lamparita, ha vuelto a reflejar una luz intermitente en sus cortinas. Como si eso pudiese divertirle, como si pudiese jugar con Edison.

Se ha quedado retenida en las gotas de agua y cloro que descienden por su espalda, en las semillas que vuelan después de soplar un deseo. Se ha quedado embelesada en ese beso de sol, en ese que empieza cuando se pone a la altura de sus ojos y termina cuando acaban de caer todos los crepúsculos. Ella se ha quedado colgando de las notas de los grillos y se ha sepultado en un féretro de lluvia de tormenta. Ella se ha quedado, esperando, otra vez...

A una luna que la recoja de madrugada y la lleve directa hacia el invierno. Sola, en el arcén de una carretera olvidada de asfalto aún humeante. Con una maleta llena de secretos y de folios que aspiran a ser novelas.

Y no se da cuenta de que ella no es la que espera, sino que la esperan a ella misma. Que no se resigna a aceptar que acabe ese beso de sol y que, para salir de ese féretro de lluvia, tiene que mojarse.

Así que sigue apagando y encendiendo su lamparita, con el eco de su voz revoloteando aún en sus oídos y el regazo dispuesto a recibirle, aun a sabiendas de que va a llegar tarde, de que le faltan, todavía, tres estaciones...

JC

viernes, 13 de septiembre de 2013

Navegar en un mar, sin rumbo.

En el fondo de un mar [ahora] en calma
se divisa el reflejo de una luna.
En él navega mi perdida alma,
buscando, no se dónde, fortuna.

No hay timón para guiarme,
solo una triste veleta.
Así que dejo que me guíe el aire,
esperando no hallar mas islas desiertas.


Jack.