Caen gotas frías de plutón en una tarde gris, de un cielo gris, uno tan profundo como mirar al universo y sentirte un punto dentro de un libro eterno.
Empieza una tormenta que la empuja, con más furia que prisa, el Viento Polar que acuchilla hasta los huesos, sin tacto pero con acierto, jugueteando pero sin miramientos.
Ver una radiante luz cayendo del cielo, dibujando venas a las nubes, como si fueran dioses volviendo al suelo, iluminando caminos en un bosque salvaje del que es imposible salir sin el más leve corte.
Cerrar los ojos y sentir en el cuerpo el sonido de un trueno que, aunque caiga lejos, rompe el alma por dentro, con el crujido de un árbol cayendo.
Jack.
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