Serán
tuyas esas manos de gigante
con
que llevo soñando desde niña.
Y
hacia dónde me guías cuando bailas
y
dónde puedo buscar la tumba que destruye
tan
silenciosamente tus latidos,
y
qué hago si la canción no acaba
y
se ha quedado noche todo el día
y
el último mes es una sola noche.
Cómo
tengo ahora miedo de las palabras,
por
qué lo que te callas da más miedo todavía,
cuánto
más alargaremos las metáforas,
dónde
estarán la realidad y la ficción
cuando
separes la verdad de la mentira.
Y
si no me guías a ninguna parte,
y
si tu pulso acaba por dejarme sorda,
y
si mis libros no responden a tus dudas,
y
si aún puedo marcharme, y decrecer
y
ser niña, que sueñe con manos de gigante
con
compases más fáciles; con chicos, no hombres,
en
mi simulacro adolescente de la vida,
y
conformarme con parejas de baile más cobardes
y
letras menos inverosímilmente terroríficas.

La noche dura ya meses, nunca ha habido separación entre realidad y ficción.
ResponderEliminarCortázar te convenció
Eliminar